Cada tanto la herida más grande se abre y sangra un poquito, y pienso que, todavía no me amo lo suficiente.
Me pierdo en la escena de los bares buscando mis partes escondidas. Tras el vidrio me veo envuelta en mi soledad y la piloteo. A veces no me gusta estar sola, pero nadie me entiende mejor que mis silencios.
Vivo en las profundidades de la vida, dónde yace la sencibilidad absoluta, y le pido piedad. Piedad por mis partes rotas, que me espere o que me haga fuerte, una de dos.
Espero la fortaleza de afuera más que de mí y miro al cielo esperando que caiga algún pedazo que me reconstruya un poco.
Que ingnua!, De haber sabido que vivir era una suerte de puzzle interior hubiera elegido no nacer.
Reconstruirse es un proceso de reciclaje y botaje, aunque en el amor nada se recicla, si no sirve se desecha. Nada de lo que se rompa en el amor se pega con plásticos, aguanta unos días hasta que se vuelve a romper.
El amor propio es el más difícil de todos, porque miro mis partes rotas y no se que hacer. Me preguntó si deambular de bar en bar es una forma de sanar... o hacerme la boluda. Me preguntó si me amo.... Y reviento el efectivo para que la respuesta no me duela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario