miércoles, 19 de abril de 2017

El taller de Andrea.

Y cuando pensé que no podía concebir la paz empece a pedalear fuerte, con el ceño fruncido y la espalda encorvada como un boomerang. Me detuve en el primer semáforo en rojo, puteando mientras miraba el reloj del canasto. Fue el semáforo en rojo mas largo de mi vida. Fue inevitable la espera.
Una vez que llegue a destino me desencontre y volví pedaleando mas fuerte, mas enojada.
Casi llegando, veo de a matad de cuadra que el semáforo que me había demorado estaba en rojo. Puteaba mas fuerte, los conductores subían las ventanillas "con carpa", por miedo a que les bata alguna. A que les cante la posta.

Resignada con el semáforo en rojo, respiro mas hondo que cuando me enamoro y me destensiono el cuerpo, y también los pensamientos. Me tomo el atrevimiento de ver hacia los costados para ver  si alguien se rescata de mis caras de boluda, pero no hay monos al acecho. Así que solo observo el panorama esperando que me regale alguna enseñanza. Y de hecho lo hizo. Se abrieron las puertas de un porton gris y me atreví a mirar dentro. Me dejo impactada, parecía el taller de Andrea. Me llene de  tantos recuerdos que los autos ya habían acatado la orden de la luz verde y yo seguía ahí. Acto seguido empece a pedalear, y a recordar, pero esta vez, con mucha paz. Tanta paz que podía contemplar el ruidito insoportable de la cadena.

El taller de Andrea, o mejor, el taller del papa de Andrea, era un taller de bicis. Ahí nos escondíamos del mundo y disfrazábamos el lugar con la aventura del día. Cada tanto había chispitas de fuego de alguna maquina del padre. Recuerdo que todo era oscuro y en el medio tambaleaba una lamparita  amarilla que le daba un toque tenebroso, era como un túnel. Un túnel que en el fondo tenia una luz y la luz era la casita de Andrea. El lugar estaba cubierto de polvo y esqueletos de bicicletas, había olor a goma y hierro oxidado, el cemento era irregular y tenia manchas de aceite, también habia una maquina grandota que despedía "aire comprimido".

Era el lugar perfecto para jugar a las escondidas, para vacilar descalzas, para patinar, hasta incluso para jugar a los novios. Ustedes se preguntaran como un pseudo desarmadero lleno de polvo me hacia tan feliz.. Y no sabría porque historia empezar, solo se que ahí no existía afuera, y que allí adentro el tiempo pasaba rápido.

Aveces sueño con tocar el portón de Andrea, recorrer el túnel hasta el final y sentarme bajo el limonero esperando que termine de bañarse, para ensuciarnos de nuevo, con herramientas y bujías.
Para preparar nuestras bicis y salir a conquistar Regimiento 11 antes de las 8.
Para olvidarnos del mundo, y perdernos entre los esqueletos de hierro que alguna vez usaron los vecinos del barrio.


1 comentario:

  1. Toca ese portón
    Navega entre los recuerdos
    De túneles y laberintos
    Divertidos
    De un ayer que regresa
    Para fundirse en tu persona
    Para mostrar algo
    que paso desapercibido
    Porque las señales aparecen
    Cuando podemos comprenderlas
    O cuando las necesitamos.
    Stop!
    Please, read the signs...
    Me indicaron una vez
    En Penn station.
    Y yo empecé a ver
    De otra manera.
    El rojo es el color
    de la sangre que fluye
    de la vida
    de la espera.
    Creo que uno debería ser niña
    Al menos dos
    O tres veces al día. 😊

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